El Norte 27 de Mayo 2023
Nota por Gabriel Rangel
Cautiva presencia y voz de la mezzosoprano Elina Garanca en una triunfal presentación ayer en el Teatro de la Ciudad
Gabriel Rangel
CRÍTICO MUSICAL Y Elina llegó y simplemente triunfó. La esperada velada con el debut público de la mezzosoprano Elina Garanca, quien ya había venido anteriormente a un concierto privado, tuvo lugar anoche ante un Teatro de la Ciudad lleno. Desde su primera aparición para ejecutar la "Rapsodia para Alto", Op. 53, de Johannes Brahms, la letona lució un admirable rango en el registro grave, además de otorgar toda esa profundidad espiritual que hay en el texto. El acompañamiento del coro de voces masculinas con solistas del Mexico Opera Studio (MOS) y el Coro Nuevo León, dirigido por Juan David Flores, fue plausible logrando un efecto etéreo en el cierre de la página, de la mano de Abdiel Vázquez al frente de La Súper, la orquesta de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey.
Posterior al intermedio, y entrando ya de lleno a la parte operística, Garanca entregó un par de arias, "Mon coeur..." y "Acerba voluttà", de las óperas "Sansón y Dalila" (Saint-Saëns), y de "Adriana Lecouvreur" (Cilea), respectivamente. En el aria de la "Adriana" mostró a plenitud su voz con agudos lustrosos y una interpretación apasionada.
Con la selección de la zarzuela "El Barberillo de Lavapiés", de Barbieri, se echó al público a la bolsa al cantarla con un gracejo y dicción clara del español. Vendría aún lo mejor: para cerrar las selecciones de la "Carmen", de Bizet, la famosa "Habanera" y la "Canción Gitana".
Una "Carmen" ideal en voz y presencia, idiomática y con un dominio escénico pleno, tanto que se atrevió, y se lució, a improvisar el zapateado de la "Canción Gitana". La audiencia se le rindió. Una pena que en la "Habanera" el coro sonara flojo.
Como solista del MOS, el barítono Alejandro Paz convenció con las coplas del torero Escamillo y el tenor Rafael Rojas como Don José, en sus breves, pero cruciales intervenciones en la Seguidilla.
La segunda mitad del programa la parte concertadora corrió a cargo del director huésped, el ruso Constantine Orbelian, titular de la New York City Opera, y vaya que se nota su gran oficio y experiencia, trazo sencillo, pero efectivísimo. El ensamble respondió a la altura en todas sus familias de instrumentos.
La ovación de pie hizo a la diva regresar para, generosamente, brindar tres encores: "Las Carceleras", de la zarzuela "Las hijas del Zebedeo" (Chapí), "Granada", de Agustín Lara, y "O mio babbino caro", del "Gianni Schicchi", de Puccini. Fue una velada para recordar por años con una voz como pocas, plena de matices, control de respiración para frases largas y amplio registro. La traducción con supratítulos ayudó grandemente a la comprensión de lo cantado. Igualmente, fue un éxito para la ESMDM, el MOS y Conarte, pero sobre todo para La Súper.
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